El poder de la dulzura femenina en la poesía de Leyla Margarita Tobías de Santander


"Habla Mujer" de Leyla Margarita Tobías de Santander es un canto a manifestarse tal y como la vida nos lo permite. Psicóloga, mujer, docente, ama de casa exiliada de su sabana sucreña en la abrupta meseta de Bucaramanga, reina de un hogar conformado por su esposo Hugo Noël y sus dos mascotas Cleopatra y Jean-Luc, en el cual ella simplemente celebra lo que vive y es.

Así como Sylvia Plath, en su poema "Lady Lazarus", nos sumerge en las profundidades de la fragilidad corporal, Leyla Margarita Tobías de Santander nos conduce a los rincones más recónditos de la sensibilidad femenina con una sinceridad conmovedora. Baste citar los delicados versos a la memoria de su padre Juancho:


y un día mi padre se nos fue

como se va el sol

entre encendidos colores

una tarde domingo


Y nos quedamos solos con mi madre

sin Juancho, el hombre más amable

el que todavía la ciudad de Sincelejo

recuerda con cariño


Leyla recobra en este delicado poemario ese eterno femenino que tanto conmoviese a Goethe: la dulzura, el perdón y la comprensión innata en las mujeres.


Nobleza y valor,

Son las virtudes

De mi alma de mujer


Goethe, tal y como Kundera lo noveliza en "La Inmortalidad", renunció a los encantos de Bettina von Arnim, una hermosa doncella obsesionada con su fama, para preservar su fidelidad a su esposa, a quien siempre amó e inmortalizó en el desenlace de "Fausto".

Del mismo modo en que el anciano mago había vendido su alma a Mefistófeles para alcanzar la comprensión de su alma inmortal, y ya arrepentido y condenado era salvado por intercesión de su amada Margarita, así Goethe era redimido de las pasiones vertiginosas que provocan los idilios de la infidelidad.

Tobías de Santander guía a sus lectores por las aguas tranquilas del deseo y la entrega conyugal, enalteciendo su amor sin reserva.


Y brillo sin cesar,

luz de mil soles,

Con mi esposo, astro mayor

Que mereció mi Ser


Tanto Kundera como los contemporáneos de Goethe, reprochan al poeta no haber aceptado la ambrosía de una joven en los albores de su senectud. Olvidan que Goethe era un gran lector de tragedias griegas desde niño, y que su dominio del francés deslumbraría al mismo Napoleón.

En "De Artistas y Poetas", prescribí que quienes leen conocen ya los libretos de la vida, y la experiencia de Goethe no era la de un simple anciano, sino la de la misma humanidad.

El gran poeta teutón anticipaba en aquella tentación las congojas cantadas por Eurípides en "Hipólito", y por Racine en "Fedra", tragedias en cuyos versos una anciana es poseída por una lujuria que conlleva el desprecio de su esposo y las muertes de su hijastro y de ella misma.

Leyla celebra el poder de sanación de la poesía, en la cual nos revela el secreto de la alquimia:


Los versos, ciertamente

son el bálsamo del tiempo

la legendaria alquimia

que transforma tu dolor en gemas

Relata Julio César en su "Guerra de las Galias", que los belgas eran la tribu más feroz en razón de su rechazo a cualquier afeminamiento, esto es, al comercio, a los trajes, a las herramientas y a todos los instrumentos que hacen que la vida sea más cómoda, como también lo es a través de la comprensión, el perdón y la dulzura.

El triunfo de la femineidad es, en efecto, aquel de la civilización, la urbanidad y el progreso, tan opuesto al rudo matoneo de la fuerza bruta y de las armas. En el "Diario de Bucaramanga" de Luis Perú de Lacroix, Simón Bolívar menciona que los ingleses son afeminados en virtud de sus buenas maneras, no necesariamente de sus intenciones. Un siglo después Samuel Beckett advirtió a un amigo que la razón por la que vivía en Francia era porque Inglaterra era la nación más civilizada; la obra de Beckett, a pesar de sus inmortales méritos, acusa cierta tosquedad rayana en la misoginia.

Lamentablemente no es la poesía, sino la violencia la que aún gobierna al mundo y permite que los hombres se destruyan en guerras que prolongan la tragedia de Caín y Abel.

Es por ello que "¡Habla Mujer!" convoca a las mujeres a tomar sus plumas y manifestar sus sentimientos, sin reparar en las agendas poéticas impuestas por las editoriales y las facultades de literatura:


¡Habla Mujer!

es mi clamor en cada verso,

un llamado 

a la valentía y al sentir,

invitándote 

a sumarte a mi universo,

donde todas 

cantando 

Más allá de la pena y el consuelo

Existimos


Con espíritu inquebrantable, Leyla nos recuerda que la valentía y la sensibilidad no son virtudes exclusivas de unos pocos, sino inherentes a cada mujer.

Como Sor Juana Inés de la Cruz, la monja poeta del siglo XVII, Tobías de Santander, nos invita a enmendar con nuestras letras los errores del mundo.

¡Qué contraste con aquellos poetas que recurren a una agenda para justificar su escritura! Se les ve en mítines políticos, en congresos antipoéticos y en manifiestos en apariencia comprometidos, con una clara intención de convertirse en moda. Movimientos y colectivos que, no obstante, segregan la voz íntima y personal del poeta, del mismo modo que, en palabras de Kierkegaard y de Nietzsche, la filosofía idealista de Kant, Fichte y Hegel se atrevió a excluir al individuo, a la existencia misma para afincarse.

Prueba de sus fallidos intentos, que ningún movimiento de aquellos sea recordado como colectivo o escuela. El mismo movimiento surrealista se ha disuelto en unos cuantos nombres: Breton, Buñuel, Dalí.


Agradezco 

con mi voz la tuya

y te animo 

en nuestras fugaces vidas

a reconocerte aún  más 


Los versos de Tobías de Santander, como los de Emily Dickinson, nos invitan a mirar la tentación de la mortalidad directamente a los ojos y a encontrar la belleza en la fugacidad de la vida.

Las voces de los poetas son personales e invaluables, manifestación de lo divino en la tierra, tal y como Leyla canta en memorables versos:


Es momento de sanar,

mujer preciosa,

Tu espíritu o tu esencia

es una joya

que enaltece al Creador

Exaltando la belleza de cada alma femenina, y con una voz que acaricia la sensibilidad de sus lectores, Leyla Tobías bruñe versos que sanan heridas, y celebra que cada mujer sea única, joya semejante al Creador que nos otorgó la vida.


No eres el puñal

sino el caldero

que alimenta

a tus alejados parientes;

No eres la intriga,

sino la concordia

que atiza

la conflagración de las ofensas

y enciende

la hoguera el perdón.

No eres la herida,

sino el bálsamo

que cicatriza al menospreciado;

La psicóloga

que transforma vidas,

La experiencia

de una voz que calma.


A partir de su experiencia como psicóloga clínica, y de sus campañas para la prevención del suicidio, Leyla Margarita nos recuerda que las palabras que articulamos tienen un impacto decisivo en la vida de quienes nos rodean, y nos responsabiliza, con su uso diario, de transformar el sufrimiento que nos rodea en sanación.

La búsqueda del autoconocimiento es un tema recurrente en la poesía de Leyla Tobías. Sus versos nos inducen a revaluar nuestro interior, a reconocer lo encantador en cada cual. En este proceso, nos convertimos en guías y heraldos de la libertad.

Poemas que nos lleva a una introspección, recordándonos que las palabras que elegimos son un reflejo directo de nuestro ser interior. El sentido de responsabilidad que conlleva la elección de cada palabra es también lo que significa ser mujer.


Tengo la experiencia 

De comprender almas

Como psicóloga clínica, 

Y no me apena emprender campañas 

para la prevención del suicidio,

eligiendo las más dulces expresiones

aquellas que corresponden a una dama,

rehuyendo a tan hoscas provocaciones.


La dignidad de la mujer trasciende cualquier medida previa. Leyla Tobías insta a las mujeres a reconocerse no sólo como engendradoras, sino también como arquitectas de vida, portadoras, a través del diálogo y la creación poética, de esperanza para quienes las rodean.


En tus brazos

sostengo mi hogar,

Mi esencia

en tus ojos nómadas vive,

Eternos

tú y yo,

profetas de Dios.


Como Víctor Hugo, Leyla sabe que el hogar es un palacio que Dios concede a cada mujer a través de su marido, lo que las convierte en reinas de imperios tan vastos como las vidas de quienes lo conforman. Su visión, empero, no es convencional, sino que se adapta a las circunstancias de cada biografía, como lo es la pérdida de sus bebés, a quienes cantó en hermosos versos en su poemario "Los Espejos de la Pandemia".


Y en mis brazos descansan

Cleopatra y Jean-Luc,

dos Boston Terrier (...)

y lato en cada ladrido,

en cada juguete que esconden,

en cada coqueteo

Su dulzura hacia las mascotas es también una virtud femenina. Han sido las mujeres, en efecto, las que han hecho del maltrato animal un crimen ante la ley de la mayor parte de las naciones civilizadas. Mujeres, guardianas del destino, profetas de Dios, cuyo propósito se proyecta más allá de lo terrenal.


La poesía nos representa

y viste nuestro hogar

Engalanamos la faz de la tierra 

de colores


Somos verdad

Mi esposo y yo

Abrigados por la calidez

de una estrella


Tobías de Santander nos recuerda la belleza innegable de cada nuevo día; incluso en los momentos más oscuros, la vida nos ofrece una oportunidad constante para la renovación y el resurgimiento.


Mi aceptación es pura

de amor sincero y torrencial

se renueva cada día

como los lirios

que cultivas

y adornan nuestra casa


Cómo su título ya lo enuncia, "Habla Mujer" es una invitación a las mujeres de todas las edades y profesiones a alzar su voz y a narrar sus luchas con valentía. Hermoso canto a la feminidad que nos invita a reflexionar sobre el inmenso poder de la poesía que Leyla nos escribe.


Soy tu mujer, tu voz sincera,

la humanidad entera nos espera

En sus azules cielos

Cantaré tu historia, 

tu verdad, nuestra esencia,

y en cada palabra, 


hallarás mi amada presencia.

Y te protegeré en cada día, 

con valentía,

sin más separaciones

para ser el incesante regalo

que descubran tus palabras.

Bucaramanga, septiembre 16 de 2023

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