Este mundo ya es tuyo
Este mundo ya es tuyo, canta el Cielo.
Oro en las mañanas, al caer la tarde
en las noches y en el silencio de mis pasos,
y en sueños veo a rivales adularme.
Aquellos que me despreciaron, vuelven
inclinados en mi casa por una gota de agua,
Y a quienes juzgué con cariño, sus rostros
ya arrepentidos no se atreven a espetarme
Porque saben que la verdad brilla en mis juicios,
conozco todos sus secretos, Dios me dio
el don de conocer sus intenciones; en otro sueño
los escritores colombianos deciden aceptarme.
Su tiempo ya ha cesado, me dicen
las musas desde Arcadia; magnates
y reyes que me obviaron sonríen a mi paso
y desahuciados escépticos me ruegan que los sane.
Dueños agobiados dejan sus mascotas
a mi puerta; “porque ama a los animales
tanto como al hombre”, se dicen. Y veo
a quienes me persiguieron rogarme perdón.
Pronto serás leído por multitudes, delirios
de un idealista, se diría, más si lo fueran
no los escribirías, te has acostumbrado
a hablar conmigo, Padre, Hijo y Espíritu,
Al cerrar los ojos, Dios me invita
a conversar con Él, mañana, tarde y noche.
¿Por qué no tenerme siempre contigo?,
me dice, si te amo tanto como tú a mí.
¿Sabes que te amo, Señor mío?, pregunto enternecido.
Lo canta tu vida, me consuela, tu soledad,
Creyendo en mí en un mundo de increyentes
Celebrando mi obra en ese tratado de Metafísica
Que honra a mi creación entera. Pocos
quieren leerlo aún, pienso, y Dios repone
que no es él, sino yo, quien he querido
posponer mi tiempo hasta que nadie sufra
Por mi ascenso, y me enseña un resplandor
Sobre un mundo oscuro. Al comienzo era
en Bucaramanga, en el centro de mi ciudad,
luego en mi parque y sus suburbios.
Meses después la luz llegaba a otras naciones,
a Japón, China, Estocolmo, y hace
unos meses, palpita sobre el mundo entero.
Anoche, me elevó Dios a una cima,
Las líneas oscuras de los octágonos
Son los hilos que los medios que comunicación
controlan, y con los que, ¡oh, ingenuos!,
el Poder cree contener mi luz en ti presente.
Poema de Manual de Inmortalidad
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