El asesinato de callar al otro
Vivimos en una sociedad que condena el asesinato y, sin embargo, lo permite constantemente a través de frases como "preferiría cambiar de tema", "no quiero hablar de ello", "aquí no se habla ni de política ni de religión", "si siguen hablando de eso me voy". Los defensores de esa prudente manera de asesinar al otro alegan que el silencio evita males mayores, tales como las discusiones y los golpes, pero lo único que logran es reemplazar la verdad por la hipocresía de una falsa amistad o un falso amor. Dicho asesinato funciona, si bien limitadamente, en la política y en los negocios, donde las partes se sientan a "negociar" sobre sus intereses administrativos o económicos, pero extender dicha castración a los ámbitos de la familia, la amistad y la academia es asesinar al familiar sincero, al amigo leal, al amante de la verdad. Tal fue el destino de Cordelia, la honrada y sincera hija del Rey Lear, a quien el monarca senil condenó a un...