Diario del año de la peste mundial COVID19 - Agosto 31
Las olas de la enfermedad llegaron a Bucaramanga con sigilo, confiadas en los descuidos de la mayoría. Un miércoles llevé mi auto al mecánico Toño y a la semana siguiente supe que estaba enfermo; le decía por el altavoz a otro mecánico que no me informara de su estado. A principios de julio me llamaron de la Casa Conservadora. Hablé con el patriarca Jorge Mesa, quien me invitó a que trabajara con él, en su oficina, en las mañanas. Le dije que no tendría tiempo, pues tenía dos trabajos en línea en casa. Le sugerí que se quedara en casa por seguridad y rechistó con el escepticismo que lo caracterizaba. "Cuando uno tenga que morirse, se muere", me dijo irritado. Cuando le di la espalda lo oí quejarse a otro interlocutor de mi respuesta: "¡Ya ve como es la gente!", dijo en referencia a una oferta que me había hecho de escribir los prólogos para 240 ediciones de su libro con dibujos sobre la constitución colombiana, cada una adaptada a cada municipio de Santander. Fue s...