San Silvestre en Chennai

El 31 de diciembre decidí caminar por la ciudad, ver una película y luego asistir a una de las fiestas que se celebran en los hoteles de la ciudad. Vi la secuela de "Tron", un filme que es una mera reminiscencia de su original, con un guión increíblemente acartonado, con toques que pretenden ser nostálgicos sobre los 1980s. En realidad 2010 fue un año de mal cinema; de lo que he visto sólo rescato "De Hommes et Dieux".
Cuando llegué al hotel Bhimas eran casi las diez; la comida y la bebida estaban incluidas, pero apenas tomé unas copas de vodka. Me sorprendió ver apenas una pareja sentada en un salón anterior al principal. Allí sólo vi hombres de todas las edades bailando independientemente. Pregunté a un comensal si habrían mujeres y me dijo que su esposa estaba en casa.  Así que, sin más, decidí adaptarme al cambio cultural; no fue difícil encontrar amigos en medio de tanto ebrio.  Al cabo de cuatro copas salí a bailar; al regresar varios me felicitaron, sin duda por mis pasos colombianos, e insistieron que bebiera aún más. El reloj dio las 12 y hubo la gritería y la fanfarria común a todas las culturas. Afortunadamente el establecimiento cerró y me vi en medio de la calle hacia las 12:30 am. Tome un taxi hasta Marina Beach, en donde la policía arremetía con bolillo sobre todos los transeúntes adolescentes. Tuve que alejarme; es una costumbre Hindú: cuando la policía quiere abrirse campo dan bolillo a diestra y siniestra sin contemplar quien sea: raramente piden permiso.
Fui hasta el mar, en donde encontré un grupo de estudiantes de medicina; me preguntaron que idiomas hablaban y cuando mencioné el ruso hubo un personaje locuaz que conversó conmigo por media hora. Otro me dijo que era actor de cine; prometí llamarlo para la audición de mi primer filme en Tamil. Caminamos por la ciudad y nos despedimos hacia las cuatro de la madrugada. La ciudad estaba feliz, tranquila, cuando volvía a casa.

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