El 4 de Agosto, día de la pre-Independencia de Colombia




            Por 200 años Colombia se ha formado a partir de celebridades. Desde el auge del periodismo hemos entregado el poder a los políticos con mayor ascendencia en los medios de comunicación. Dicho filtro -se argumenta-, es válido, pues la celebridad se obtiene por mérito, y ningún líder llega a los medios de comunicación con las manos vacías. Pero también es cierto que quienes escriben la historia se aferran a sus intereses, sean estos materialistas (dinero o contratos estatales), o idealistas (simpatías religiosas o partidarias).
            Nuestra historia oficial prescribe que obtuvimos la independencia en la Batalla del Puente de Boyacá el 7 de agosto de 1819, en la cual las huestes de Bolívar y Santander derrotaron a las del General Barreiro. La historiografía, sin embargo, rescata la Batalla del Pienta, aquella librada en el pueblo de Charalá, Santander, el 4 de agosto de 1819 entre los refuerzos realistas del Socorro -unos 1800 soldados veteranos-,  y la población civil. Fue una batalla perdida que apenas duró medio día, y en la cual la Charalá próspera de la era colonial fue saqueada, diezmada e incendiada.
Tras la derrota de la batalla del Páramo de Pisba, el General Barreiro se había apostado en una posición ventajosa, desde la cual había escrito dos cartas: una al Virrey Sámano solicitando cañones y fusiles, y otra al Capitán Lucas González, comandante de las tropas del Socorro, ordenándole que se le uniera para su batalla decisiva contra los rebeldes criollos. Sámano cumplió su cometido, pero González retrasó su avance hasta el 8 de agosto. La ausencia de refuerzos -que también determinó la derrota de Napoleón en Waterloo-, fue advertida por Bolívar, quien astutamente flanqueó a Barreiro propiciando su derrota. Enterados de la derrota de Barreiro, las tropas de Lucas huyeron despavoridas, temerosas de ser castigadas por los horrores perpetrados en Charalá. ¿Cuál fue la causa del retraso de las tropas realistas del Socorro?
Enviado por el General Santander, el Coronel Antonio Morales llega a Charalá el  20 de julio de 1819 en calidad de Gobernador político y militar de la Provincia Santandereana. Apoyado por la guerrilla del Don Fernando Santos se inician los preparativos para interceptar y retrasar el avance de las tropas apostadas en el Socorro.
En la madrugada del 4 de agosto Lucas González descubre el puente de piedra sobre el caudaloso río Pienta -en la carretera que comunica al Socorro con Duitama-, bloqueado y defendido por dos contingentes de rebeldes. Se inicia un tiroteo en el cual, como en la batalla de Cachirí de 1816, prevalece el soldado profesional sobre la efervescencia del recién enlistado. Quien asoma la cabeza es dado de baja por los diestros francotiradores españoles, y al ver a sus parientes muertos, los contingentes, al mando de un comandante bisoño, se lanzan sobre el enemigo entonando vivas a la libertad; todos mueren con el consuelo de librar a su pueblo de la discriminación española. La ciudad es tomada a fuego casa a casa, cuadra por cuadra, hasta llegar a la iglesia, en donde 300 ancianos, mujeres y niños cantan a la Virgen María. Las tropas realistas quieren sentar un precedente y asesinan y violan a las mujeres; los ancianos y los niños son desangrados a bayoneta. Vajillas de plata, trajes recién importados de España y toneles de vino son saqueados de las mansiones del poblado y de las fincas aledañas y repartidos entre los triunfadores. En el pueblo guardias se apostan y prohíben que los cadáveres de los rebeldes sean levantados de las calles: los sobrevivientes, heridos y amputados, lloran estoicamente a sus parientes, ahora alimento de perros y aves de rapiña, tortura para una población que ignoró el desmembramiento de José Antonio Galán, líder de la revolución Comunera, semilla de la Independencia en toda América. Así, contrariando las órdenes de Barreiro, la rapiña y escarmiento de las tropas de Lucas González se prolonga por dos noches y tres días, tiempo justo para retrasar su avance hacia el campamento de Barreiro.
Para una narrativa más amplia de estos hechos el lector puede consultar “La Batalla Perdida” de Álvaro Hernán Sarmiento Santander, disponible en el portal de El Libro Total: http://www.ellibrototal.com
hsantand@yahoo.uk.co


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