Diario del año de la Peste Mundial, Marzo 26. The Mandalorian





The Mandalorian 


Anoche comenzamos a ver una serie de Star Wars, The Mandalorian. La trama es tan bien elaborada como aquella de Rogue One: A Star Wars Story (2016), y contrasta con la triste secuela de la primera trilogía. Aquellos paisajes áridos en mundos abandonados son un reflejo de lo que es nuestra civilización hoy día. Las generaciones futuras no tendrán idea, escribía Petrarca, de lo desolador que fue la peste negra. Lo leí en Londres en el 2005, sin saber que sus atormentadas descripciones me preparaban para lo que vivimos hoy día. Me temo que tendremos que esperar hasta agosto para que el mundo se recupere: de cualquier modo, jamás volverá a ser lo que fue.

Empleé tiempo enviando aplicaciones para puestos en USA, en donde requieren de docentes de primaria y bachillerato. Al terminar me escribieron que no califico para sus programas pues tengo una Green Card pre-aprobada. Comenté que creía que ello era una ayuda, no un obstáculo, y no volvieron a escribirme. También es cierto que vivimos un panorama oscura sobre el futuro y hay desidia en todas partes. Los medios insisten en que hay alegría y esperanza, pero entre más lo proclaman más evidencian su ansiedad. 

Que Maduro siga el destino de Noriega con la declaración hoy de USA, es una buena noticia para esta región azotada por el narcotráfico y los maleantes. Desde el 2012 libro una lucha ideológica contra el socialismo del siglo 21; Dios ha escuchado mis oraciones. Con su caída caerá lo que queda de la FARC, otros grupos menores, y los agentes dobles que infiltran las instituciones colombianas, incluyendo los jueces que permitieron la fuga del terrorista Santrich. 

Anuncié que no saldría con Cleo,  pues anoche me gruñó cuando vio que le iba a dar su medicina. Cleo no comprende que es por su bien y cree que es un castigo. De hecho, considero que dicha medicina, que nos costó setenta mil pesos, es innecesaria, pues se supone que es para que recupere la sangre que podría haber perdido por el envenenamiento que tuvo. Pero, como ya lo comenté anteriormente, el veneno fue expulsado sin que haya sido absorbido por su sistema. No volveré a dárselo. Igual salí con ella dos veces. Basta que me pida que la saque para que me ponga mi atuendo de salida con máscara. La gente está más precavida, pero me inquieta ver a venezolanos en las esquinas y frente a los supermercados importunando a los transeúntes. Se acercan a pedir limosna con un discurso; si están contagiados esparcen el virus al hablar. Darles limosna es entrar en contacto con su manos. El problema es que hay gente que, ora por intimidación, ora por miedo, les da dinero. ¿De qué sirve el toque de queda si han entregado las calles a bandas de extranjeros? El gobierno debe recogerlos y darles lo necesario para subsistir hasta que pase la peste. 

Preparé una pasta bolognesa estupenda. La carne no era la mejor, si bien la compré cara en Mercosur, pero el tomate, el ajo y la cebolla con pimienta rindieron el sabor. Noto que especulan con algunos productos, y a quien se descuida lo estafan. Cleo ya está acostumbrada a ayunar hasta que le añadimos una cucharadita de carne a su concentrado.

El oportunismo de Claudia López como alcaldesa de Bogotá -que yo anuncié el martes-, ya es tendencia de los tuiteros en la nación. En lugar de colaborar, intentó mostrarse como más inteligente y capaz que el Presidente Duque. Fracasó ante los conglomerados en Transmilenio; fue el alcalde de Soacha quien implementó el pico y placa por cédula para instaurar el orden. Ella, desde luego, salió a atribuirse la medida. La pregunta es cuántas vidas costará su ambición presidencial, pues no dudo que vuelva a repetir su modus operandi: propagar el virus por desidia para culpar a la Presidencia, y , luego, controlarlo para atribuirse el remedio.  

Duque ordenó adaptar el Hotel Tequendama para recibir a futuros pacientes. En Bucaramanga la alcaldía y la gobernación han dispuesto de Neomundo. Un amigo critica los hechos, y dice que el gobierno nos oculta algo. Pero veo las cifras exponenciales de la peste en Europa y es claro que hay que preveer el peor escenario. Hace días le dije a alguien que lo que se requiere para acabar el virus es un cambio de conciencia en la humanidad. Se burló y me dijo que si esperaba que la gente dejara se ser mentirosa, tramposa e integrante tendría que esperar a que todos estuviéramos muertos. Repuse que el miedo hacia milagros. 

Llamé a mi hermana, quien pasa la cuarentena en Denver. Tienen grandes espacios en los parques, por lo que su vida es más segura que en las ciudades. Me comenta que el principal problema son los ataques de ansiedad, pues las empresas han reducido gastos y personal. Pasó de trabajar tiempo completo a medio tiempo. Afortunadamente es trabajo virtual. Con seguridad la demanda para tales puestos ha aumentado. 

Este virus me recuerda una novela de Isaac Asimov, El Sol Desnudo (alerta de Spoilers), en donde un personaje vive en su casa aislado del mundo, al cual se contacta solamente por teleconferencias. Al final se descubre que es el asesino y van a arrestarlo. Dado que el villano ha vivido más de cincuenta años sin contacto humano, le horroriza la idea de que vengan otros seres a arrestarlo a su casa. El infortunado se suicida. 






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