Diario del año de la Peste Mundial COVID19 - Abril 11, 2020. El Socialismo es para resentidos y facilistas


Un amigo que también ha tenido experiencias místicas me escribe que no las manifiesta, pues la gente es demasiado escéptica. Le escribo que este es precisamente tiempo de manifestarse, pues el materialismo que dominaba al mundo se ha desmoronado. La mayoría cree que la solución está a la vuelta de la esquina, pero dudo que ocurra hasta que haya un cambio de conciencia en la humanidad.

Las burlas a los creyentes abundan en las redes, y más aún en los grupos académicos, de artistas, de pensadores y de escritores. La causa de este cinismo es el socialismo, el cual, de hecho, reina en las nuevas generaciones, por dos razones:

1. No requiere de estudio, sino de:
1.a. Presuposiciones: Nos quieren explotar, todo gobierno es malo, excepto el socialista, Cuba no es rica por culpa de USA, la iglesia es una asesina, etc.
1.b. Estereotipos: burgués, explotador, capitalista, obrero, etc. (Nótese que no incluye al líder social).
1.c. Impertinencias criminales: la propiedad privada debe ser abolida, no hay que trabajar sino esperar a que el gobierno me alimente, no voy a estudiar hasta que no me paguen.

2. Es la filosofía del resentimiento: Lo que explica porque un socialista jamás está a gusto, pues si le obsequian un mercado de cien mil pesos, como ocurrió en Atlántico, denunciará que lo que le entregan no vale eso, que fue un robo estatal, que no le alcanza para alimentarse y que prefiere efectivo; le depositan además efectivo en sus cuentas bancarias y dicen que se trata de un plan corrupto para justificar grandes desfalcos, etc.  No conozco un sólo pensador socialista que no sufra de resentimiento. El socialismo, ciertamente, es la filosofía del resentimiento. 

El requisito uno explica porqué hay tanto terrorista socialista en el mundo. Un asesino o mercenario que quiera alcanzar una vida decente, sabe que el canal apropiado no es el crimen per se, sino el crimen disfrazado de socialismo. Es por ello que el primer socialista de la historia no fue Jesucristo -como algunos de escasa investigación afirman (Jesucristo maldijo a los violentos con su último predicado mientras estuvo libre: el que a hierro mata a hierro muere)-, sino Robin Hood. El bandido que justifica sus robos con la caridad es, desde entonces, el socialista por excelencia. 

El requisito dos incita a los socialistas a alegar -vía negativa-, que el capitalismo se cura leyendo.  En realidad proyectan su mayor deficiencia sobre el adversario. "Leer poco es peligroso", prescribió Pope, anticipando los horrores de Stalin, los fusilamientos del Che Guevara y las muertes secretas de Fidel Castro. Leer una fuente como Las Venas Abiertas de América Latinao o El Manifiesto Comunista no es suficiente, por lo demás; es necesario investigar, esto es, leer varias fuentes, contrastar posiciones con sus críticos, aprendiendo idiomas, cuando es necesario, para acceder a los textos originales. Sólo leyendo argumentos y contraargumentos el ser humano puede emitir un juicio apropiado sobre la historia, la filosofía, la sociología o la religión.
Alexander Pope

Es por ello que a un internauta que se burlaba hoy, en un grupo de literatura, del dogma católico de la inmaculada concepción, le escribí que yo esperaba algo más que sólo resentimiento en un grupo de supuestos pensadores.  Me preguntó entonces si el resentimiento y la literatura eran opuestas. La buena literatura, de hecho, es una manifestación franca de los espíritus más comprensivos, desde Homero hasta Samuel Beckett. En la filosofía hay resentidos notables como Nietzsche y Hitler, pero ambos terminaron, a causa de su lamentable odio, locos. Denunciar a los resentidos, por el contrario, ha sido una de sus grandes manifestaciones del saber; comencemos por Platón, que denunció en sus diálogos las artimañas y el resentimiento de los sofistas.; pasemos a Aristóteles que refutó en sus volúmenes a los sofistas. En Santo Tomás se refuta a los ateos -que ya existían en el medioevo-; en uno de sus escritos, Gilles Deleuze desenmascara a un filósofo que creía que filosofar era ser cínico hacia él y todos lo demás.  

Robin Hood nunca fue un dictador, como Fidel Castro o Chaves llegaron a ser
El socialismo, como todo resentimiento, es facilista, carece de proposiciones y se basa en presupuestos y generalidades. Es tanto así, que no es difícil toparse con doctos socialistas de 14 años que predican, con una seguridad que Torquemada envidiaría, que la iglesia es una asesina, una ladrona, una explotadora, etc. A una de esas chicas le pregunté, "¿y tú crees que la república de tu país es 100% honesta, correcta y nunca comete una injusticia?". Pensó un rato, y me dijo: "a veces sí, a veces no". "Pues igual es la iglesia de Roma, que gobernó sobre millones de personas y ahora es un estado de monjes y monjas". Aquella socialista se burló entonces del dogma de la Inmaculada Concepción: 

-A la Virgen la violaron, según he visto en varios documentales. 
JAMES, WILLIAM (1842-1910)
William james
-¿Ya leyó Las Variedades de la Experiencia Religiosa, de William James? -le pregunté-. Si no lo ha hecho, es hora, de conocer otras formas de ver la realidad.

-No necesito verlas -repuso.

-¿Por qué no? -pregunté-. ¿Por qué los periodistas e influencers que sigues en Yotube no se atreven a investigar fuera de su zona de confort?

-Porque esas creencias son para la gente iletrada -dijo.

-Pero tú no eres iletrada -repuse-; y nada pierdes con leer sobre gente que ha hablado con Dios. ¿No crees que te pierdes de algo diferente, algo que podría cambiar tu vida?

Aquella socialista no se expresa diferente de cualquier socialista recalcitrante. Lo que los socialistas manifiestan a menudo contra las religiones, es una envidia visceral hacia misterios en los que millones creen. Son ellos los que quieren reemplazar a los dioses, como ya lo anticipaba Marx y lo demostró Stalin. Pero más allá de su ambición, está la certitud de que ningún resentido verá en su vida a Dios, ni se le aparecerá su divinidad (entre otras cosas porque no tiene). Como le dice el niño de la novela Kim de Rudyard Kipling, al policía que importuna al monje budista que cruza una zona prohibida: "No pretenda divagar sobre los misterios que no le han sido a usted todavía revelados". 





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