Diario del Año Mundial de la Peste COVID19 o Coronavirus - Marzo 31. Confrontando también el virus de la izquierda

Confrontando también el virus de la izquierda o la charlatanería del terrorista Gustavo Petro

Hoy supe que en el último piso del Hotel Dann, a una cuadra de nuestro apartamento, se hospeda una ex-reina de belleza víctima de la peste. Ya había notado que una ventana de aquellas habitaciones permanecía abierta, sin duda, inferí, a causa del corte de su aire acondicionado. El aislamiento que ha padecido al ser rechazada por la sociedad es doloroso, pero no menos que su irresponsabilidad al entrar al país sin llenar correctamente el formulario de admisión COVID19. Se rumora también, en redes sociales, que hay varios enfermos en la Mesa de los Santos. Me entregaron una tutela que falló en su contra (la enferma pretendía que el hospedaje en aquel hotel de 5 estrellas fuera gratis), y al leerla surgen varios interrogantes. ¿Es cierto que los pacientes del COVID19 no están siendo atendidos en los centros hospitalarios, sino que son devueltos a sus domicilios? ¿Cuál es el criterio para que cuiden de ellos? ¿Esperan a que estén graves para internarlos? Pregunto a varios médicos y no me dan respuesta. 

La imagen de Kubin El Mejor Doctor, es macabra y alentadora a la vez. ¿No es la muerte el bálsamo de todo enfermo en medio de su agonía? ¿Más aún en una época de indolencia social, en que cualquier contagiado es estigmatizado por sus congéneres? Veo imágenes de enfermos arrojados de autos por sus familiares a las puertas de emergencias de los hospitales, y no puedo dejar de lamentar el egoísmo que nos corroe. El Papa empleó la metáfora de la barca en que todos navegamos, y Mújica fue rápido en copiar su discurso y añadir variaciones demagógicas, pero el mérito original, creo, al menos en tiempos recientes, es de Fellini, quien en su filme E la Nave Va representó la iconografía medieval de La Nave de los Locos. Entregamos el mando del barco a tontos que alteraron genéticamente un virus natural hasta tornarlo en un arma biológica letal. Se han anunciado varias vacunas y ninguna ha resultado ser viable. Sólo una intervención divina, sí, de la divinidad de la que las universidades tanto se mofan, nos salvará del naufragio que los científicos prevén sin que nadie  se atreva a anunciarlo. Un economista alemán se suicidó hace unos días al descubrir que su nación va hacia una bancarrota inminente. 


 El Mejor Doctor, de Alfred Kubin
En Bucaramanga no hemos vivido, gracias a Dios, la pesadilla que se vive en otros países. Cierta mujer decía que habrían 30.000 contagiados en Colombia; resultó ser una histérica extranjera deseándole el mal a otra nación. Ayer escribí a una amiga en Alemania y me habló a de otro amigo en común al que le iba muy bien en sus negocios, sin querer referirse a ella misma. En tiempos de calamidad es fácil herir sensibilidades.  

Los actuales tiempos de crisis han demostrado que el capitalismo se adapta a las circunstancias del interés social. Gracias a sus reservas, los gobiernos capitalistas han emprendido planes de ayuda materializados en alimentación y servicios médicos. El camino es difícil, por cuanto además del repentino desempleo, que ronda en el 60%, el gobierno ha de responder por la alimentación de venezolanos, en su mayoría chavistas, acostumbrados a vivir de la caridad del Estado. 

Duque ha estado a la altura de la situación, y banqueros y empresarios se han sumado a su causa, ora por buena voluntad, ora por miedo (¿importa acaso descubrir una psicología interior que sólo cada cual conoce?). Pero además de la peste, tanto el Presidente Duque, como el ciudadano común, tiene que confrontar con el virus demagógico de la izquierda que tanto mal ha causado a Latinoamérica desde que Fidel se apropió de Cuba.  


Hoy los jugadores de ajedrez rusos y cubanos amanecieron con la tesis de que el mismo alcalde Petro -quien, no dejo de repetirlo, me amenazó solapadamente en Bogotá, a través de su nómina de ñeros, en el 2015, por estar trabajando en un documental que revelaba el mal manejo de las subvenciones de los desplazados en Bogotá-, es ahora un oráculo de Delfos. Profetizó, arguyen, que un bulto de aguacates valdría más que un barril de petróleo. No explican, desde luego, que el petróleo crudo es tan barato como la arena, pues debe ser refinado para llegar a ser lo que llamamos gasolina, ni tampoco que el precio del aguacate se supeditaba -en tiempos de su augurio-, al poder de compra de los norteamericanos, europeos y asiáticos. 

Vaticino, superando a tan encomiado charlatán, que, si este virus continua hasta agosto, un bulto de aguacate valdrá menos que un bulto de arroz; es más, a nadie le interesará, ni en USA, ni en Europa, ni en Asia, comprar aguacates en medio del hambre que el mundo parece destinado a padecer. Lo que todos recordamos es que andaba cacareando, al estilo de la niña Greta, que el mundo se consumiría por los efectos del cambio climático. Que su profecía haya fracasado por culpa de las ansias de poder de China no daña la credibilidad de sus mentiras. Petro es el mismo señor que fue capturado en video traficando fajos de billetes de oscura procedencia, y es ya reconocido por publicar #FAKENEWS cada semana, la última de ellas el haber trinado que en Perú todos los hospitales habían sido apropiados por el Estado. Tanto él como Claudia López manejan espadas de Damocles con las que no temen cortarse, pues saben que la mentira, la confabulación y la trampa son siempre bienvenidos por sus seguidores, del mismo modo que las trampas de Ulises eran siempre bienvenidas por los aqueos durante la toma de Troya. La izquierda no valora a sus líderes por su honestidad, sino por sus trampas y su astucia. 

La Demencia, de Alfred Kubin
Aconsejaría a Iván Duque que no volviera a consultar a semejantes líder de los astutos antes de tomar una decisión, como lamentablemente hizo antes de anunciar el toque de queda que ahora nos esforzamos por cumplir. Si hay una grata consecuencia de este virus ha sido precisamente la inmovilización de las marchas injustificadas de estudiantes y docentes, siempre incentivadas por Petro, quien esperaba, de algún modo extraño, rayano en la demencia, llegar al poder a través del número de sacrificados en esas protestas; encapuchados terroristas que simpatizaban con él, amenazaban nuestras ciudades, y es un milagro que sólo haya muerto un vándalo en aquellos meses. 

El Maravilloso Hoy, de Alfred Kubin
Lamento sinceramente que dichos estudiantes, manipulados y aceitados por el virus socialista, no pueden ir a clases por motivos de fuerza mayor, puesto que ya perdieron un semestre por atender a la insaciable sed de poder de Petro. Varias voces se los advirtieron, pero, ¿qué joven es precavido ante las calamidades e imprevistos del futuro?

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