Amenazas Fascistas - El Frente - Marzo 27



Hace poco un taxista señalaba a Uribe como el gran peligro de Colombia; le recordé que él ya no estaba en la política. Pero mi adoctrinado interlocutor me repitió que, en los 1980s, cuando Escobar traficaba, Uribe daba permiso a sus avionetas para narcotraficar. Le pregunté si ahora hay alguien en el país que, como director de La Aeronáutica Civil, prohíba el uso de nuestras pistas de despegue. El hombre calló refutado, pues dicha prohibición atañe a los jueces, no a un funcionario público. Le recordé que por esa época el candidato que grabaron con bolsas de dinero era miembro de un grupo terrorista que secuestraba y asesinaba a celadores de los magistrados. El taxista culpó al ejército, ignorando que el celador del Palacio de Justicia fue asesinado antes de la llegada de los tanques del ejército colombiano. Al cabo comprendí que debatir con un seguidor del encantador e ilusionista era inútil.

El fanatismo político no requiere de pruebas; incluso, como en el caso de su líder, sus crímenes son presentados a su favor; si roba es Robín Hood, si asesina es un cruzado (término erradicado del argot eclesiástico y con el que, según su versión, el Papa lo despidió), y si miente es porqué gusta más de humillar con improvisaciones a sus interlocutores que de refutarlos con argumentos.

Puede poner nuestro Calígula un caballo de senador y todos sus acólitos lo aplaudirían. La competencia entre los prosélitos del déspota en gestación es más feroz de lo que parece. Stalin refinó el método, y con el tiempo el que aplaudía de última era eliminado por sus comandos antiburgueses.

Esta semana el pseudomesías amenazó que quien no lo apoye, sea César Gaviria o Zutanito, es un fascista; un término con el que los comunistas ejecutaron a todos los seguidores de Mussolini en 1945; el fascismo, vale mencionarlo, fue un movimiento marxista fracasado (como lo fue el nazismo, el peronismo, el maoísmo, el castrismo, etc.), que no exterminó el 1% de los ciudadanos asesinados por Hitler o Fidel. El juicio del frustrado tirano desconoce, a propósito, que el Parlamento Europeo igualó los regímenes comunistas totalitarios y el fascismo en una resolución del 19 de septiembre de 2019 sobre la importancia de su memoria histórica. ¡Ni Lleras Camargo llamó nazis a los conservadores a los que acusó de matar a Gaitán en 1948, ni Laureano Gómez tildó de herejes a los liberales que no votaron por él en 1950!

En 2018 escribí que el documento del Pacto de la Habana incluía la instauración de la policía Cheka de Lenin y Stalin (si antes en contra de la revolución, hoy en contra de la paz, e Iván Cepeda insiste en tan macabro punto), y que si votaban por el sí pronto verían a los violentos tomándose sus salones de clases; la realidad la vivieron con sus hijos el año pasado con el Paro; la socialbacanería descubre en 2022 que la decadencia reiterativa de Bogotá en gobiernos de izquierda no ha sido más que una estratagema al poder de un tipo que se presume infalible en virtud de rituales de magia santera. Porque el sediento de poder, como Gabo, como tantos intelectuales obligatoriamente matriculados al paquete ideológico de la izquierda (sí al aborto, las drogas y a la sexualidad diversificada), no dudan en manifestar su admiración por déspotas que, como Fidel, Maduro y Ortega, dominan a naciones enteras a su antojo.

La admiración por los tiranos ignora la obra de Kant, que instaura el bien supremo -ya que no la manipulación de las masas-, como una idea a-priori de la razón. Por ello cada sátrapa tiene un final triste. Pienso en el maestro Buenaventura, director del TEC de Cali, quien se enfermó y murió al comprender que habían vivido del lado equivocado de la historia.

hsantand@yahoo.co.uk


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