Una sombra tormentosa



Claudia había sido siempre la envidia de su hermano Manuel. Él siempre había anhelado la herencia de su padre, pero Claudia había sido la favorita de su padre desde el día en que nació. Y después de la muerte de su padre, Claudia había recibido todo, mientras que Manuel había quedado prácticamente en la pobreza.

Pero después de años de resentimiento, Manuel se enteró de que había una cláusula en el testamento que dejaba una parte de la herencia a quien fuera el tutor de Claudia en caso de que ella muriera sin descendencia. Así que Manuel comenzó a planear su venganza.

Una noche, mientras Claudia dormía, Manuel entró en su habitación con un cuchillo en la mano. Pero cuando Claudia despertó, forcejeó con su hermano y lo apuñaló en defensa propia. Desde ese día, su sombra la acusaba de asesina y la seguía a donde fuera que fuera, sin importar la luz o la oscuridad.

Claudia intentó librarse de su sombra, pero nunca lo logró. Cada noche, cuando intentaba dormir, la sombra aparecía ante ella, recordándole su crimen. Claudia intentó confesar su culpa, pero nadie le creyó. La sombra parecía ser su única testigo.

Finalmente, Claudia enloqueció por el peso de la culpa y la presencia constante de su sombra. Su cuerpo fue encontrado en su habitación, su rostro contorsionado por la locura. Pero algunos dicen que todavía se puede ver su sombra recriminadora, siguiendo a cualquier persona que se atreva a acercarse a la casa donde Claudia vivió y murió, en Bucaramanga, en el barrio Alarcón.

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