Historia del destierro y restitución del poeta Nol-Hu



Hace mucho tiempo, en el distante palacio de Invierno de Zan-Chan, vivía un poeta conocido como Nol-Hu, quien gozaba del favor del Emperador Qin Shi Huang. Nol-Hu no era simplemente un poeta, se le atribuía el don de la profecía y la protección divina, como se refleja en su oda más célebre en la historia de la Dinastía Quin:


Oh, radiante Shangdi, fuente de luz dorada,

que bañas la tierra con tu cálida esencia,

te alabo y agradezco por tu justicia,

Con la progenie del Emperador Amarillo


Ante ti me inclino, fuente de luz sagrada,

lejano de la intriga, cercano al amor,

tu luz guía mis acciones hacia la verdad,

renunciando al mal, nos sentimos renovados.


Eres testigo de mis luchas y victorias,

en la oscuridad, me brindaste tu guía,

destruiste a mis difamadores.


De tu majestuosidad emana mi sabiduría,

la justicia y la verdad son tu gloria,

proteges el honor de tus poetas perseguidos.


Nol-Hu escribía libros y poemas para la corte del Emperador, y su talento era reconocido por otros imperios desde India hasta Japón. Sin embargo, su rival envidioso, el mandarín Ix-Fel, secretamente un espía de la facción rebelde de Fer-Chang, comenzó a difamar a Nol-Hu con el objetivo de desacreditarlo.

Influenciado por los consejos del pérfido mandarín, el Emperador decidió destituir a Nol-Hu de sus privilegios en la corte. Nol-Hu, confiado en la protección de Shangdi, aceptó la medida bajo la promesa de una compensación mensual de 8 bolsas de plata para su sustento y el de su esposa Lee-Lang.

Pasaron tres meses, y Nol-Hu no recibió ninguna subvención. En cambio, Tal-Mai, el lugarteniente del Emperador, exigió nuevas condiciones para acceder a su primera bolsa de plata. Los dioses, indignados por la injusticia sufrida por Nol-Hu, retiraron su protección al Emperador Qin Shi Huang.

El imperio, que había gozado de una época plácida y próspera, comenzó a desmoronarse ante el avance de las fuerzas de Fer-Chang y las intrigas de Ix-Fel. Ante la inminente invasión, el Emperador ordenó cancelar todas las deudas del imperio, incluyendo la que tenía con Nol-Hu.

En ese momento, Nol-Hu escuchó la voz de Shangdi, quien le instó a pedir las siete bolsas de plata que aún le adeudaban. Nol-Hu acudió a Tal-Mai, pero en lugar de recibir el pago, solo obtuvo más promesas dilatorias para después de la guerra civil.

Decepcionado y agobiado por las deudas, Nol-Hu buscó respuestas y oró a Shangdi, cuestionando por qué lo había llevado a confrontar más promesas incumplidas. Shangdi le pidió que escribiera una crónica de lo sucedido y la entregara en las puertas del Palacio de Imperio.

El Emperador Qin Shi Huang, al leer la crónica de Nol-Hu y reflexionar sobre sus recientes decisiones, comprendió el error de haber cedido a las difamaciones de Ix-Fel y exiliado al poeta. Sin escuchar los reparos de Ix-Fel, el Emperador Amarillo ordenó el pago inmediato de las siete bolsas de plata restantes a Nol-Hu.

Al día siguiente, las tropas del Emperador derrotaron la rebelión liderada por Fer-Chang, quien murió al intentar huir desde lo alto de la Gran Muralla China. El Emperador descubrió la conspiración de Ix-Fel en las cartas capturadas de Fer-Chang y ordenó que fuera decapitado a las afueras del palacio. Luego nombró a Nol-Hu como su nuevo consejero y mandarín de las ciencias y las artes del Imperio Amarillo, restaurando así la antigua prosperidad de la dinastía.

Nol-Hu se convirtió en un consejero sabio y respetado, y bajo sus enseñanzas, plasmadas en 50 volúmenes, la dinastía del Emperador Qin Shi Huang gobernó China durante setecientos años, dejando un legado de paz y prosperidad para el pueblo.

Así, a través del poeta y profeta Nol-Hu, el Dios del Sol demostró que incluso las intrigas de los poderosos fracasan ante la perseverancia de un hombre que actúa con sabiduría, paciencia y verdad.












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