Diario del año de la Peste Mundial COVID19 - Abril 25, 2020 - Sociología de Zoom

Un amigo me llamó de París para contarme su entusiasmo y frustración con la plataforma zoom, que permite comunicación con un número indefinido de personas al mismo tiempo. Era el cumpleaños de su madre, y se alegró de volverla a ver, pues desde hace más de veinte años vive en Francia en calidad de asilado político, sin posibilidad de salir; al mismo tiempo, me dijo, se sintió frustrado de no poder expresarse como de costumbre, pues la presencia de tantos familiares al mismo tiempo impide las relaciones interpersonales. No presté atención a su comentario, y pasó a relatarme sobre lo hermosa que se era la primavera en su arrondissement (barrio) parisino, libre de la polución y el ruido habitual.

Al día siguiente unos compañeros del barrio me convocaron a una reunión virtual. ¿Qué código de comunicación debe asumirse? Mi sinceridad de escritor no me impide expresarme a diversos niveles; saludé desde el pulcro compañero hasta el tímido y el locuaz, ignorando las impertinencias que ciertas amistades se permiten: "¿Es cierto que usted fuma?", preguntó un fumador empedernido con una sonrisa de complicidad. Quedó claro que aquel amigo no había cambiado en 40 años.

La conversación llegó a una de mis novelas, y alguien me preguntó sobre el significado de la trama. Articulé la respuesta con una pregunta retórica a un compañero muy poderoso, empleado del gobierno, quien apenas participaba por andar en funciones de trabajo, y de inmediato otro compañero cruzó la línea de la cortesía, en un afán adulatorio, para reprenderme: "Estamos todo el día trabajando, y ahora usted nos formula una pregunta de trabajo". Le contesté: "¿No es acaso una pregunta de trabajo que me pregunta usted sobre el significado de mi novela?".

Mauricio Kartún

En una de sus mejores obras de teatro del escritor argentino Mauricio Kartún, su protagonistas concluye: “Ella no era la imagen de mujer que yo tenía de ella”. Dicho concepto arroja también luz sobre las relaciones de amistad. Tenemos una idea de los amigos que no coincide con las imágenes que ellos tienen de nosotros. Aquel amigo que me reprendió ya estaba habituado, de hecho, a hacerlo en reuniones personales; mi réplica cortante también -es cierto-, ha sido mi habitual respuesta. Pero aquí no estábamos en un ámbito personal, sino público.

La reunión abordó el tema del coronavirus y uno de nuestros compañeros, quien es una celebridad nacional, citó una tesis que ya habían salido a la luz hace dos meses. Emití mi opinión al respecto, pero de inmediato fui silenciado por el amigo que ya me había reprendido, quien fue secundado por otro y por un tercero. En la reunión ya éramos 12. Callé incapaz de contrariar a quienes no mostraron remilgos en silenciar a terceros a manera de homenaje. El doctor se despidió, así como el compañero poderoso, y la conversación se tornó vacua. ¿Quién se atreve ahora a conversar después de que se le ha otorgado una suprema importancia a quienes ya se han ido?

Decidí diluir las tensiones con transparencia: "El filósofo Lyotard dice que callar a alguien es asesinarlo. Es claro que ustedes mantienen una estructura piramidal entre sus amigos, y que yo no estoy en la cúspide". "¿Qué le molestó?", me preguntó un amiguito. Solo entonces tuve la certeza de que aquellos comportamientos de interrumpirme para dar importancia al importante no eran premeditados. Están, de hecho, articulados en nuestra sociedad como mecanismo de supervivencia. Las estructuras y comportamientos que desarrollamos para el trabajo y la vida profesional, en donde debemos agradar a los superiores -a menudo, para algunos, a costa de los demás-, se reproducen también en una reunión de amigos.

Respondí que me había molestado que me hubieran callado. Se disculparon, nos dimos muestras de amistad y nos despedimos. Mi amigo parisino tenía razón, después de todo. Zoom es ideal para reuniones de trabajo o públicas, pero no para fiestas o reuniones de amigos. Sugiero a los diseñadores de software un programa que permita conversaciones simultáneas privadas. Como en toda fiesta, hay conversaciones que se deben desarrollar de manera discreta y paralela.